LA ISLA
Adiós, adiós, isla secreta, rosa
de purificación, ombligo de oro:
volvemos unos y otros a las obligaciones
de nuestras enlutadas profesiones y oficios.
Adiós, que el gran océano te guarde
lejos de nuestra estéril aspereza!
Ha llegado la hora de odiar la soledad:
esconde, isla, las llaves antiguas
bajo los esqueletos
que nos reprocharán hasta que sean polvo
en sus cuevas de piedra
nuestra invasión inútil.
Regresamos. Y este adiós, prodigado y perdido
es uno más, un adiós
sin más solemnidad que la que allí se queda:
la indiferencia inmóvil en el centro del mar:
cien miradas de piedra que miran hacia adentro
y hacia la eternidad del horizonte.
- La Isla (XXIV) de La Rosa Separada, Pablo Neruda
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Asi es que llego la hora de odiar la soledad.
Que el pasado quede sepultado - ocultado fuera de mis raizes de ser. Lo unico que quedara conmigo sera el recuerdo de lo que fue; con odio y con amor de lo que ya no es.
Suerte, mi querida rosa.
Suerte y nos veremos pronto en la orilla del horizonte eterno del olvido.
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